recordando LA DESESPERANZA DEL DESAMOR
Barrabasada es esta “parrafasada”, cielo santo de los fenecidos que no tuvieron la culpa del alcohol ingerido.
Mientras tanto una madrugada cualquiera, en una casa cualquiera, en un lugar indefinido alguien escribe hasta el cansancio señales de socorro en el aire, que nadie lee, que nadie responde. Busca incansablemente El faro, para una vez por todas llegar a alguna orilla, y tirarse a dormitar, y no tener más sueños fríos y azules.
Desiste de las señales, da una vuelta a su alrededor, y cierra los ojos. Se entrega a las mareas, vaivenes emocionales, de esa noche solitaria, las olas mecen su pelo, para entregarle el sueño, comprenden su angustia, pero saben que todavía no son tiempos de orillas… quedan más mareas, turbias, oleajes feroces, para motivar a la niña,- que dormida, piensa que no hay orillas para su mar- a que despierte y de una brazada.
Despierta niña despierta, el sol ya se oculto.
Mientras tanto una madrugada cualquiera, en una casa cualquiera, en un lugar indefinido alguien escribe hasta el cansancio señales de socorro en el aire, que nadie lee, que nadie responde. Busca incansablemente El faro, para una vez por todas llegar a alguna orilla, y tirarse a dormitar, y no tener más sueños fríos y azules.
Desiste de las señales, da una vuelta a su alrededor, y cierra los ojos. Se entrega a las mareas, vaivenes emocionales, de esa noche solitaria, las olas mecen su pelo, para entregarle el sueño, comprenden su angustia, pero saben que todavía no son tiempos de orillas… quedan más mareas, turbias, oleajes feroces, para motivar a la niña,- que dormida, piensa que no hay orillas para su mar- a que despierte y de una brazada.
Despierta niña despierta, el sol ya se oculto.
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