penktadienis, rugpjūčio 25

me pesaba acuario

Me pasaba.
Sólo tenía que…

Y a penas poco más.
Para volver.
Y sonreírte.

penktadienis, rugpjūčio 18

AHORA Y SIEMPRE


Ahora
Eres el viento y el sol mañanero
El rocío de la hierba
Todos mis recuerdos.
La huella solitaria en la arena
La ola que se la lleva.

Ahora
Eres las alas que planean
La serena tarde
De todos los cielos
De los campos olor pino
Olor eucalipto.

Ahora
Eres la luna del lago
El río congelado
El frío húmedo
Todos los idiomas
Y la navidad blanca que tanto
Echabas en falta

Ahora
Y siempre
Los caminos libres
La siesta de verano
La flor sin amo

Ahora
Eres la nube que se inventa Una forma
que la imaginación transforma
en sueños
en juegos

Ahora
Eres la casa de campo
La huerta que plantamos
Las bicicletas amontonadas en el patio
Las cartas sobre la mesa
La hora risueña y la apuesta

Ahora
Y siempre
Los silencios como abrazos
Los consejos delicados
La libertad en los ojos
Que miran sin tiempo

Ahora
Siempre
Todos mis recuerdos

trečiadienis, rugpjūčio 9

VOLVER


BUEN VIAJE
HASTA LUGO
HASTA SIEMPRE

SIEMPRE TE QUIERO.

penktadienis, rugpjūčio 4

Vengo aquí, para buscarme y encontrarte.


Tierra adentro, el Faro.
Halló la niña la dócil marea que mece los sueños.
Nada en las noches, entre las estrellas de Van Gogh.
El tiempo miente, las agujas son una ilusión.
Descansa en una orilla amiga,
la desidia de los años con azares que nunca entenderá.
Tampoco quiere.

recordando LA DESESPERANZA DEL DESAMOR

Barrabasada es esta “parrafasada”, cielo santo de los fenecidos que no tuvieron la culpa del alcohol ingerido.
Mientras tanto una madrugada cualquiera, en una casa cualquiera, en un lugar indefinido alguien escribe hasta el cansancio señales de socorro en el aire, que nadie lee, que nadie responde. Busca incansablemente El faro, para una vez por todas llegar a alguna orilla, y tirarse a dormitar, y no tener más sueños fríos y azules.
Desiste de las señales, da una vuelta a su alrededor, y cierra los ojos. Se entrega a las mareas, vaivenes emocionales, de esa noche solitaria, las olas mecen su pelo, para entregarle el sueño, comprenden su angustia, pero saben que todavía no son tiempos de orillas… quedan más mareas, turbias, oleajes feroces, para motivar a la niña,- que dormida, piensa que no hay orillas para su mar- a que despierte y de una brazada.

Despierta niña despierta, el sol ya se oculto.

Tiempo en manos…

Miré mis manos, y algo me llevó al 2000. A la ventana blanca de la ciudad vieja. Al calor del asfalto, asfixiante calor. A la vida rendida. A los ojos sin alegría. Volví a la ventana blanca. Cuando miraba y no veía. Cuando no soñaba como un hoy recordaría ese ayer. Y las perspectivas que el tiempo no entiende. Y la esperanza que olvida el mañana. Y ahora es otra ventana. Y una sonrisa condescendiente acaricia esa mirada, porque era necesaria, para llegar hasta acá, para encontrarte a vos, y verme a mi.